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pide un deseo

mi infancia

La verdad es que ayer escribí deprisa, porque estaba contenta y tampoco quería pasarme mucho rato delante del ordenador y no me expliqué muy bien, pero veo que lo fundamental se entendió, que soy muy feliz, y hoy voy a escribir porqué puse lo del karma, o lo de mi infancia.

Yo siempre me he considerado una persona feliz, quitando en esas épocas de depresión que he tenido, soy una persona feliz, aun con todas las cosas que me han pasado, y por eso pienso que la felicidad es más un optimismo interior que hay personas que tienen y otras a las que les cuesta más.

Yo de pequeña era una niña bastante acomplejada, era la empollona de la clase, pese a que nunca tocaba un libro de estudio fuera del horario escolar, los deberes me daba tiempo a hacerlos en clase, y lo que había que estudiar lo leía antes de salir de allí, o al llegar al día siguiente y se me había quedado. Ahora ya no puedo hacer nada parecido, es por eso por lo que me siento tan mal conmigo misma en mi carrera, porque me siento muy tonta, porque no estaba acostumbrada a tener que currarme algo tantísimo.

Pues era la empollona de la clase, la que tenía gafas, a la que se le daba mal el deporte, lo cual era mentira, no se me daba mal y siempre me ha gustado hacerlo, pero eran casi los únicos profesores que me tenían manía y a los únicos a los que no me sentía capaz de enfrentarme para demostrarles que no era así. Ese era mi problema, que había muchas de las que no me veía capaz, y tardé mucho tiempo en darme cuenta de que la mayoría no eran así, era algo que me habían metido en la cabeza sin ser cierto.

Por ejemplo, siempre he pensado que era una persona totalmente incapaz de tener relaciones sociales con normalidad, me daba vergüenza hasta pedir algo en una tienda, me daba vergüenza hablar pensando que iba a decir algo mal, ¿pero qué se puede decir mal?, ¿me das un kilo de tomates se puede decir de manera tan incorrecta como para tener vergüenza de preguntarlo? Pues yo la tenía, ya se habían reído de mí muchas veces sin haber dicho nada raro. Estaba acostumbrada a ser la persona con la que se metiesen los demás, y ahora en cambio soy la típica persona que siempre se dirige a los camareros, muchas de mis amigas casi no se atreven, o a preguntarle algo a alguien por la calle si no encuentro el sitio al que quiero ir, o que no tengo reparos en pararle los pies a alguien que me está tocando las narices. Pero el problema es que si te convences de algo, si te quedas con un complejo, al final actúas con tanta timidez y miedo que se convierte en real.

Pero por otra parte tenía una personalidad fuerte, por ejemplo siempre me parecieron muy estúpidas las historias de chicas hablando de tonterías chicos, o de lo bueno que estaba Leonardo di Caprio (¡pero cómo va a estar bueno, con la carita de niño mimado que tiene!), o que al llegar a los 12 años ya de lo único que se preocupaban era de que les gustase algún chico, creyéndose mayores, y yo seguía jugando con mis legos tan tranquila, ignorando sus comentarios, sabiendo que lo otro tampoco me llenaba, aunque me hubiese encantado que me gustase un chico y salir con él, no estaba yo para ponerles ojitos a ninguno de los chicos que conocía. Antes me creía infantil, ahora veo que era cierta madurez de no hacer las cosas porque los demás las hacen, para estar en el grupito. De hecho sigo siendo así, las conversaciones del "jo, tía, no me hace caso, qué hago" nunca me han parecido muy interesantes y ahora seguiría escogiendo jugar al lego, que me parece el mejor juego del mundo, que estar metida en una de ellas.

La verdad es que el problema fue que me metieron en un papel que no era totalmente el mío, pero del que yo no quise salir, en parte porque me daba vergüenza y me lo creía, y por otra parte porque había algo de verdad, porque lo convertí en verdad. Mi forma de defenderme era despreciarles a ellos como me hacían a mí, y creo que había parte de sentimiento de superioridad y de envidia por las dos partes, ellos me envidiaban por no necesitar estudiar para tener buenas notas, y me despreciaban por empollona autista, yo les despreciaba por no valorar la inteligencia o la cultura, y les envidiaba por sus muchos amigos. Ahora no desprecio a nadie, pero tampoco tengo necesidad, no me siento atacada ni acomplejada por ninguna cosa de ésas.

A pesar de todo yo la tenía a Ella, a mi mejor amiga, a la mejor amiga que se pueda tener, porque aunque ella estaba más integrada en la clase que yo, de hecho lo estaba totalmente, seguía siendo mi mejor amiga sin dudarlo.

Pero siempre he arrastrado ese lastre, el de creerme mala para las relaciones sociales, el patito feo que no va a gustar a nadie, la persona que queda mal en un grupo, igual por eso me cuesta hacer amigos el primer día que llego a un sitio. Pero lo bueno de haberme movido tanto es que el día que llegué a un sitio en el que nadie me conocía empecé a construirme mi propia personalidad, más verdadera que la anterior, y así fue mi instituto, no era la persona más integrada, pero no era la rara. Ayudó el que fuese un instituto privado donde se valoraban mucho las notas y sólo se despreciaba al empollón si se portaba mal con los demás, algo que yo nunca he hecho, y me fue bien. De hecho, en mi instituto la gente más admirada eran los empollones, y aunque yo tampoco estaba en ese grupo, tampoco estaba en el de "gente para reírse". También fue la época en que comencé a ligar, y, en contra de mis creencias, no me iba mal, de hecho ligaba bastante.

Y al llegar a Madrid, conociéndome cada vez más, y liberándome de mis vidas anteriores, no tuve demasiados problemas para hacer amigos, ya nunca me marcó ningún estigma especial, y así soy ahora, no soy la persona más agradable dulce y encantadora del mundo, pero no caigo mal. Nunca ha habido nadie a quien le haya hecho daño aposta, y así ahora el karma me puede recompensar por mis años de complejos, a los que no sé si habrá puesto el tiempo en su sitio es a los que se rieron de mí sólo por ser diferente, a los que me hicieron tener que inventarme mi propio mundo de sueños en el que vivir, pero hoy por hoy ya me da igual, el saber superarlo me ha hecho más fuerte.

8 comentarios

Gianna -

Chica, me has copiado la vida :-). Yo también era la empollona de la clase, la rarita, con la que se metían cuando decía alguna tontería... También tenía complejo en clase de gimnasia, hasta que me di cuenta de que no era tan mala como pensaba.

Pero como dice una amiga mía, somos "bichos raros" que creímos que éramos asociales hasta que encontramos a otros "bichos raros" con los que descubrimos que hay vida más allá de Leonardo DiCaprio, OT o lo bueno que está Fulano de tal.

Mary -

Me he puesto muchos antifaces, aún ahora, el de la timidez (lo detesto) se deforma con el de la mala leche... Sobreviví de muchas formas parecidas a las que cuentas y también ahora soy más fuerte y me cuesta menos pedir un kilo de tomates

Sonrisas

Sari -

JOOOO!!!!! También me he sentido muy identificada...... A mí también se me daba bien estudiar en el colegio. La gimnasia también se me daba bien. Me daba vergüenza pedir cualquier cosa hasta el punto que si tenía que pedir un vaso de agua lo pedía mi hermana pequeña por mí. Era uno de los patitos feos de la clase, aunque tenía mi minigrupo de amigas, pero tampoco me sentía parecida a ellas, y tenía muchos complejos por ello..... Me sentía la rara y por eso no fui una niña completamente feliz. Ahora me sigo considerando rara, pero en otro sentido, los complejos se fueron y cuando pienso en aquellos años me siento mal por no haber tenido mucha más personalidad para poder superar muchos malos ratos que me hicieron pasar. Pero bueno........ supongo que lo que soy ahora también es resultado de todo aquello.

PD: OK!!! Cuando tengas un rato, ahora o a mediados de julio, tomamos algo......

Besitos.

estrella fugaz -

Me ha encantado ver vuestros comentarios, porque este es un tema muy importante para mí.
A mí la gimnasia no se me daba mal, pese a que no seré nunca nadie que destaque mjcho, pero era un profesor que me odiaba por empollona y me hacía la vida imposible, luego en los campamentos a los que iba si había algún gimnasio siempre era la típica que estaba ahí dando volteretas o jugando a algún deporte, me encantaba el fútbol, o saltando el potro, algo que en mi clase de gimnasia era incapaz de hacer porque me habían convencido de que era incapaz. En mi instituto saqué siempre notable o sobresaliente en gimnasia.
A mí lo que me da corte es quejarme en algún sitio donde no me han tratado correctamente, porque me madre es de las típicas de las que se quejan siempre y a mí me daba mucha vergüenza cuando ella se quejaba.
Y mi inseguridad ahora es con los estudios, ironías de la vida, ahora le tengo un pánico horrible a suspender, que me paraliza a la hora de estudiar.
Cierto, apuntado Lavapiés.

Burzum -

Me he identificado mucho contigo y esas inseguridades infantiles y estúpidas (bueno, así las vemos ahora, pero entonces...), ese refugio en la "intelectualidad", esa búsqueda de lo diferente... Lo que sucede al final es que tu genética, tu destino, Thor, quien sea o lo que sea te ha premiado con un don del que mucha gente carece y que hay que saber aprovechar, parece que tú lo estás haciendo: vive la vida y disfruta de cada momento, bueno o malo.

The child is grown,
The dream is gone.
I have become
Comfortably numb.

Cora -

Aysssss, creo que me has copiado la vida! Yo también tenía fama de empollona aunque me llegara con leerme las cosas cinco minutos antes. También fui la última en empezar con tonterías de "me gusta fulanito" (y cuando empecé, lo sufrí en silencio,como las hemorroides, porque ya me habían convencido de que era demasiado rara, fea y empollona para tener algo con nadie). También despreciaba a mis compañeras porque la más culta se sabía dos rimas de Bécquer para poner en las carpetas y para de contar, y también las envidiaba por tener más vida social que yo...También al cambiar de colegio mejoró un poco mi situación, y fue empezar la universidad y cambiar de ciudad lo que me ayudó a superar mis complejillos...(la diferencia es que yo sí que era realmente negada para la gimnasia, y que aunque otras cosas no me den corte, sigo negándome a preguntar direcciones por la calle,jaja)

Su -

Yo también tuve mi etapa de vergüenza. También me daba vergüenza hablar en las tiendas, pedir a los camareros, pedir cualquier cosa en cualquier sitio...

Gracias a dios la mayoría de esas cosas las tengo superadas, pero todavía hay veces que lo paso mal por gilipolleces como esas.

lavacamejor -

No es fácil crecer sin lastres. Me alegro mucho de que ahora estés a gusto contigo misma.
PS. No te olvides de Lavapies.